La noche tiembla enredada en árboles que la lluvia desdibuja.
La soledad camina por veredas brillantes,
La soledad camina por veredas brillantes,
y el desamparo se cobija en los pechos mendigos.
Camas improvisadas se despliegan en los portales
y el viento esparce sus olores de hambre y orina.
Perros de nadie ladran tensos a la nada
y uno que otro auto abre brechas de luz sobre el asfalto mojado.
Afuera.